Vuelvo a contarte cosas. No es que me haya olvidado o aburrido, sino que las vacaciones y el ordenador no se llevan bien. Desde el 10 hasta el 26 de agosto estuve desconectado, disfrutando de unos días de descanso con Patricia en casita y poco más. Playa, familia, amigos... las mejores vacaciones posibles.
En esas dos semanas apenas salimos de Vigo. Sólo nos acercamos un día a Portugal para visitar a los Docampo en Ofir, y otro a La Coruña para descubrir cómo es eso de la Fígaro. Este texto es poco más que una excusa para intercalar unas fotos que seguro que le darán envidia a más de uno. 
En la de familia posamos con mi super-ahijado Jacobo, su hermana la princesita Alejandra y sus padres, Mónica y Luis. La foto está tomada en la playa de Ofir, cerca de Viana do Castelo. Lugar de veraneo de portugueses y algún español. Allí nos acercamos a pasar el día y comer con los Doc. 
En las otras puedes ver lo bien que lo pasamos en La Coruña (a pesar de ser La Coruña, por cierto). Lo de la Fígaro (están locos estos romanos, cruzando los mares en esos barquitos de cáscara de nuez!) acercó a Galicia a Sabina, Camille y Patu (Bea ya estaba allí, naturalmente). Ya sólo por eso, me gusta la Fígaro!.
La sorpresa fue encontrar también a Olivié, un gomonero de ACM con el que hice buenas migas en Valencia. Buena gente, todos ellos. Comimos en casa de los padres de Bea, en la Zapateira, a unos quince minutos de La Coruña. Dignos progenitores de la Pastor, encantadores... con ramalazo de locura simpática... Ahora me explico ciertas excentricidades de su hija...
Las fotos están tomadas frente al club, donde el medio centenar de barcos posaban con las típicas galerías coruñesas de fondo. Muy chulo. Así, además, aprovechamos para descubrir un poco más la ciudad, que parece mentira, pero apenas conocemos. En fin, que se puede decir que rentabilizamos el viaje.
