sábado, 17 de noviembre de 2007

El Palomar


El Palomar es el nombre de una finquita de 3.000 hectáreas (30 millones de metros cuadrados de ná) situada en Povedilla, provincia de Albacete. Pertenece a la familia Flores, conocidos ganaderos del mundo del toreo, y está dirigida por Samuel Flores.

Qué rollo te cuento, ¿no?. Pues no, porque es la forma de introducirte en mi último viajecito, esta vez para probar un coche como tímido retorno temporal a mi anterior trabajo. 15 y 16 de noviembre: Peugeot 4007 para Faro de Vigo.

Salimos de Madrid para recorrer aproximadamente 250 kilómetros de carretera hasta llegar al Palomar. En el coche íbamos el gran Gerardo Romero III (padre de Gerardo Romero IV), Kike Buenafuente (Auto Verde 4x4) y yo. Tardamos algo menos de 2 horas de autovía y carretera comarcal, suficiente para comprobar que el coche va realmente bien.

En la finca nos recibió Samuel Flores, que resulta que estudió con Gerardo, y son amiguetes. Tío majo-majísimo, que respondió a todas nuestras curiosidades sobre toros, caza, caballos y fincas. Un tío de esos que se le notan las tablas y la experiencia. Luego sabría que de vez en cuando torea en novilladas... y por las imágenes que nos enseñó, no lo hace nada mal, el pollo.

Entrar en la casa de El Palomar es un espectáculo. Alrededor de 200 cornamentas de venado, una decena de cabezas de toro, colmillos de jabalí, cabezas de lince (si, si, linces... cazados hace 40-50 años, pero linces), elefante, león, búfalo, rinoceronte... ¡La pesadilla de todo ecologista!. Junto a estos trofeos, fotos de la familia, cazerías, toreros... y hasta una dedicada de Franco, que aguó la comida de más de uno de los cerca de 30 periodistas que asistimos a la prueba.

Bueno, al grano: como parte de la prueba, tiramos con arco, al plato y entramos con el coche en un cercado con el objetivo de localizar al único semental entre unas decenas de vacas (¡así nos miraba con esa cara de sobrao!). Comimos y cenamos allí, todo en un ambiente relajado y muy familiar.

De noche visitamos las cuadras, donde Samuel nos enseñó con orgullo sus preciosos caballos de raza española. Para despedir la intensa jornada, rueda de prensa en el pabellón de caza (bestial!) y tablao flamenco... Algunos dormimos en las pocas habitaciones de la casa; yo compartí alcoba con Gerardo, cariñoso él... jeje, nooo!.

Día siguiente, vuelta a Madrid. Comí en un VIPss antes de volar de vuelta a Vigo. Fin.


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