jueves, 10 de marzo de 2011

Me gusta Sydney


Lo de Sydney es algo especial. Mi amigo Luis ya me había hablado de las maravillas de este lugar, pero verlo en directo supera todas las expectativas. Después de haber vivido un mes en Melbourne, que es como el archirival de Sydney, llegaba aquí dispuesto a comparar, pero ahora que ya he podido comprobar las diferencias (al menos las que se pueden medir en los apenas ocho días que he estado aquí, incluyendo sólo uno y medio de prospección), reconozco que me gusta más esto. La ciudad es una combinación de lo moderno de su centro, con rascacielos y calles al más puro estilo NY, y lo clásico de los barrios periféricos, que derraman edificios y casas de diferentes alturas hasta el propio mar, siempre respetando una generosa vegetación que disimula lo que en mi pueblo se demoniza como aberración urbanística.

Tuve la suerte de vivir en un hotel al mismo pie del Sydney Harbour Bridge, por lo que me dí el lujazo de cruzar el puente corriendo para disfrutar de un impresionante amanecer, y cada día pasaba por el barrio de Kirribilli para ir a trabajar, cosa que hice diariamente en el Royal Sydney Yacht Squadron. De camino pude comprobar cómo es el estilo de vida aquí, al menos el de la clase media-alta, pasando por colegios al más puro estilo británico, casas enormes y calles muy de barrio bien. La vida me pareció cara (8 dólares australianos por un postre en cualquier bareto es mucho, y al menos 3,5 por café es una barbaridad), pero me puedo imaginar que aquí se vive bien. Todo el mundo parece hacer ejercicio, a tenor de los cientos de personas que me cruzaba a diario corriendo o en bici, y los muchos cientos de barcos que salpicaban la bahía en fín de semana (durante la semana me sorprendió ver semejante cantidad también). Los ferries son medio de transporte habitual, así como el tren; probé los dos, y ambos parecen funcionar genial.

De los planes que me recomendaron para mi día y medio libre, opté por conocer la zona de playas de Bondi-Bronte-Tamarama, y reconozco que me encantó, sobre todo por su paseo pegado al mar, por el color del agua y por la afición que se respira por el surf. Ya puedo decir que me bañé en Australia, y que lo hice en el icono surfero de Bondi Beach!. Antes de subirme al primero de los tres aviones que me llevaría de regreso a casa (mas de 30 horas de viaje), visité la Opera House y me dí una vuelta por el Botanic Garden; qué lujazo!.

En fin, que espero que estas pocas fotos te inviten a visitar Sydney. Yo vuelvo en diciembre...


Increíble que semejante puente sea de la década de 1930...

Sydney Harbour Bridge, Opera House y el medio de transporte local

Me pregunto si Calatrava reconocerá que la Opera House le inspira...

El espectáculo de noche es genial

...y desde encima del puente, ni te digo!

Tamarama Beach, entre Bondi y Bronte

Unos nanos viendo a sus amiguetes bajando olas

El paseo entre Bondi y Bronte es una pasada

Bondi me pareció demasiado turística, abarrotada y comercial

Aunque me gustó bañarme en ella

"...and I am better than no man"

Espectáculo desde la bocana de la bahía de Sydney


Definitivamente: me gusta Sydney...

1 comentario:

Caesares8 dijo...

Los cafés son caros, pero son enormes. Y sí, todos hacen deporte, de hecho, se dice que lo más común que hay a todos los australianos es que todos nadan (bien, añado yo).
En fin, me voy a hacer una camiseta que ponga I HATE JAVIERÓN.